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Estoy cursando la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Nacional de Arte(U.N.A.) desde el 2006. Amo la pintura desde siempre y creo que todas las ramas del arte contribuyen a hacernos mejores personas. Hay una creencia actual generalizada en cuanto a quién y cómo puede ser apreciado el arte. Esto fundamentalmente proviene de una concepción gestada por los empiristas en el siglo XVIII cuando quedaron establecidos los criterios por los cuales era juzgado lo bello. Sólo aquellos de la burguesía que poseían una buena educación y "buen gusto" podían determinar si algo era bello o no. Hoy desafortunadamente seguimos influenciados por esos viejos criterios de ahí que se sostiene todavía si alguien tiene o no aptitudes para hacer arte.Creo,en definitiva, que todos podemos ser artistas... o no?

domingo, 27 de noviembre de 2011


Grupos de Florida y Boedo

por Paula Sobrado


   A comienzos de los años 20 surgen dos grupos con búsquedas claramente diferentes que muestran un conflicto común a buena parte de la vanguardia latinoamericana entre una tendencia social o ética y una tendencia artística o estética.


Grupo de Florida
   En 1919 aparece una revista con pronunciada ironía política llamada Martín Fierro, que tras las huelgas y manifestaciones de la llamada "Semana Trágica", se convierte quizás en un punto de inflexión dentro de la situación cultural rioplatense.
   En 1923, el editor Samuel Glusberg le propone a Evar Méndez reeditar la vieja revista Martín Fierro de 1919. La nueva revista nace con el objetivo de renovar las letras y las artes plásticas por lo cual su contenido, que lleva el subtítulo de "Periódico quincenal de arte y crítica libre", demuestra el decidido empeño de sus redactores por divulgar la obra de las figuras más importantes del arte contemporáneo: pintores, escultores, arquitectos, músicos, pero ante todo escritores y poetas. Escriben para la revista Martín Fierro: Jean Cocteau, Paul Morand, Max Jacob, Jean Girardoux, Jules Supervielle, Jean Prevost, Valery Larbaud, Aldo Palazzeschi, Fortunato Depero, Marinetti. Ocupa, desde luego, un lugar privilegiado la nueva generación poética argentina: Oliverio Girondo, Norah Lange, Jorge Luis Borges, José González Carbalho, Sixto Pondal Ríos, Sergio Pinero, Luis L. Franco, Francisco Luis Bernárdez, Nicolás Olivari, entre otros.
   En el cuarto número de la revista Martín Fierro aparece el manifiesto escrito por Girondo dejando clara la orientación de dicha publicación y su propuesta estética. Como ocurrió con la mayoría de los manifiestos, este texto se constituye en un texto literario en sí mismo. Es altamente polémico, irónico, sin tibiezas, dejando en claro su rechazo a las formas estéticas del academicismo y la tradición literaria. Se proponen la búsqueda de nuevas formas creativas generando de este modo una tensión en pugna con el nacionalismo y su influencia del romanticismo. La finalidad de este grupo no pasa por dar un mensaje reivindicatorio social, sino más bien el énfasis está en lo formal, el material utilizado y la influencia del vanguardismo proveniente de corrientes europeas. El martinfierrismo se encuentra en contra del oficialismo, la seriedad, la sensiblería, la solemnidad que son actitudes netamente burguesas.


Manifiesto “Martín Fierro”
Frente a la impermeabilidad hipopotámica del “honorable público”.
Frente a la funeraria solemnidad del historiador y del catedrático, que momifica todo cuanto toca.
Frente al recetario que inspira las elucubraciones de nuestros más «bellos» espíritus y a la afición al ANACRONISMO y al MIMETISMO que demuestran.
Frente a la ridícula necesidad de fundamentar nuestro nacionalismo intelectual hinchando valores falsos que al primer pinchazo se desinflan como chanchitos.
Frente a la incapacidad de contemplar la vida sin escalar las estanterías de las bibliotecas.
Y, sobre todo, frente al pavoroso temor de equivocarse que paraliza el mismo ímpetu de la juventud, más anquilosada que cualquier burócrata jubilado:
MARTÍN FIERRO” siente la necesidad imprescindible de definirse y de llamar a cuantos sean capaces de percibir que nos hallamos en presencia de una NUEVA sensibilidad y de una NUEVA comprensión, que, al ponernos de acuerdo con nosotros mismos, nos descubre panoramas insospechados y nuevos medios y formas de expresión.
MARTÍN FIERRO” acepta las consecuencias y las responsabilidades de localizarse, porque sabe que de ello depende su salud. Instruído de sus antecedentes, de su anatomía, del meridiano en que camina, consulta el barómetro, el calendario, antes de salir a la calle a vivirla con sus nervios y con su mentalidad de hoy.
MARTÍN FIERRO” sabe que «todo es nuevo bajo el sol» si todo se mira con unas pupilas actuales y se expresa con un acento contemporáneo.
MARTÍN FIERRO” se encuentra, por eso, más a gusto en un transatlántico moderno que en un palacio renacentista, y sostiene que un buen Hispano-Suiza es UNA OBRA DE ARTE muchísimo más perfecta que una silla de manos de la época de Luis XV.
MAR T ÍN F I E R RO” ve una posibilidad arquitectónica en un baúl «Innovation», una lección de síntesis en un «marconigrama», una organización mental en una «rotativa», sin que esto le impida poseer como las mejores familias un álbum de retratos que hojea, de vez en cuando, para descubrirse a través de un antepasado... o reírse de su cuello y de su corbata.
M A R T ÍN F I E R R O” cree en la importancia del aporte intelectual de América, previo tijeretazo a todo cordón umbilical. Acentuar y generalizar, a las demás manifestaciones intelectuales, el movimiento de independencia iniciado, en el idioma, por Rubén Darío, no significa, empero, que habremos de renunciar, ni mucho menos finjamos desconocer que todas las mañanas nos servimos de un dentrífico sueco, de unas toallas de Francia y de un jabón inglés.
MARTIN FIERRO” tiene fe en nuestra fonética, en nuestra visión, en nuestros modales, en nuestro oído, en nuestra capacidad digestiva y de asimilación.
MARTÍN FIERRO” artista, se refriega los ojos a cada instante para arrancar las telarañas que tejen, de continuo, el hábito y la costumbre. ¡Entregar a cada nuevo amor una nueva virginidad, y que los excesos de cada día sean distintos a los excesos de ayer y de mañana!
¡Ésta es, para él, la verdadera santidad del creador!... ¡Hay pocos santos!
MARTÍN FIERRO”, crítico, sabe que una locomotora no es comparable a una manzana y el hecho de que todo el mundo compare una locomotora con una manzana y algunos opten por la locomotora, otros por la manzana, rectifica para él la sospecha de que hay muchos más negros de lo que se cree. Negro el que exclama ¡colosal! y cree haberlo dicho todo. Negro el que necesita encandilarse con lo coruscante y no está satisfecho si no lo encandila lo coruscante. Negro el que tiene las manos achatadas como platillo de balanza y lo sopesa todo y todo lo juzga por el peso. ¡Hay tantos negros!...
MARTÍN FIERRO” sólo aprecia a los negros y a los blancos que son realmente negros o blancos y no pretenden en lo más mínimo cambiar de color.
¿Simpatiza usted con “MARTÍN FIERRO”?
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¡Suscríbase usted a “MARTÍN FIERRO”!
   En 1926 los integrantes de Martín Fierro empiezan a redactar sus escritos en un local de la esquina de Tucumán y Florida: “Aquí en calle Florida, en donde la ciudad es como una síntesis de sí misma y del país”. La aristocracia porteña comienza a reunirse y a trasladar su lugar de residencia a la zona de la calle Florida, cabe destacar que ésta fue una de las primeras calles en contar con empedrado e iluminación pública. Allí se encontraban el Jockey Club y la confitería Richmond (ambos lugares de reunión de dicho grupo).
   Dentro del grupo de Florida uno de sus principales integrantes es Oliverio Girondo (1891-1967). Sus dos libros más claramente urbanos, “Veinte poemas para ser leídos en el tranvía” (1922) y “Calcomanías” (1925), son dos libros de viajes por Europa, África y América.
   En
“Veinte poemas para ser leídos en el tranvía”, hay cinco poemas escritos en Buenos Aires: "Pedestre" (agosto 1920), "Exvoto" (octubre 1920), "Plaza" (diciembre 1920), "Milonga" (octubre 1921) y "Nocturno" (noviembre 1921), y dos escritos en Mar del Plata, " Croquis en la arena" (octubre 1920) y " Corso" (febrero 1921).


Nocturno

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles
que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras,
y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa,

al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras,
y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos,
sobre las azoteas,
tienen algo de siniestro
y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos
que nos pasaran la mano por el lomo,
y en las que súbitamente se comprende
que no hay ternura comparable
a la de acariciar algo que duerme.

   En este poema, Girondo captura el terror nocturno y lo expresa como motivo fundamental en forma concreta: las luces de la calle que se van apagando una tras otra, los alambres y los postes telefónicos sobre las azoteas, los caballos que pasan, los gatos en celo en los tejados, los papeles que se arrastran en los patios vacíos. Otro aspecto importante de “Veinte poemas...” es lo estrictamente visual. La imagen poética tiene una correspondencia con lo visual y esto es influencia del surrealismo: asignarle una “representación visual” a la frase en la que se inserta.
   Girondo acompaña los poemas con ilustraciones como apoyo a lo expuesto en los versos. En “Veinte poemas...”, aparecen diez ilustraciones, que completan las poesías: "Paisaje bretón", "Croquis en la arena", "Río de Janeiro", "Milonga", "Exvoto", "Croquis sevillano", "Biarritz", "Pedestre", "Plaza" y "Sevillano". En algunos poemas, las acuarelas reproducen gráficamente lo que éste describe. En otros, adicionan un elemento visual que lo amplía.
   Otro de los autores más relevantes dentro del grupo Florida es Jorge Luis Borges. En 1914 parte con su familia a Europa. A su regreso, el Buenos Aires que halla suscita en él emociones ambiguas ya que encuentra una ciudad distinta a aquella que había dejado antes de su “exilio” y con respecto a esto diría: “Al cabo de los años del destierro volví a la casa de mi infancia y todavía me es ajeno su ámbito”. A partir de estas percepciones en 1923 escribe “Fervor de Buenos Aires” que desplaza el eje de la cultura argentina, mediante el traslado de la producción tradicional literaria, la serie gauchesca, a la ciudad. El Buenos Aires que describe Borges no es la zona céntrica sino más bien los suburbios de casas bajas y quintas. Conforma también una mitología urbana con personajes que tienen que ver con el malevaje.
   Prácticamente toda la producción literaria de Borges durante la década del veinte como por ejemplo:
Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925), El tamaño de mi esperanza (1926), El idioma de los argentinos (1928), Cuaderno San Martín (1929) y Evaristo Carriego (1930), persigue una construcción literaria de la ciudad de Buenos Aires.
   Francisco Luis Bernárdez (1900-1979) fue en los comienzos martinfierrista, para ir luego derivando hacia una poesía personal de acento religioso. Entre sus obras: “El buque” (1935), “Poemas elementales” (1942). También colaboró en “Martín Fierro” Ricardo Güiraldes.
Entre los artistas plásticos que participaron del grupo Florida cabe mencionar: Aquiles Badi, Héctor Basaldúa, Antonio Berni, Horacio Butler, Juan del Prete, Emilio Pettoruti, Xul Solar, Lino Eneas Spilimbergo.
   Dentro de la revista Martín Fierro había una sección que hacía las delicias de los lectores -y que seguramente fue uno de los motivos de su éxito de ventas-: se llamaba el “Parnaso Satírico” y consistía en epitafios en verso sobre figuras de la escena cultural y en la que no faltaban las burlas a los miembros del equipo.

Aquí yace, bien sepulto,
Capdevila en este osario;
Fue niño, joven, adulto,
Pero nunca necesario.

Yace aquí Jorge Max Rhode
Dejadlo dormir en pax
Que de ese modo no xode,
Max.

El Vizconde de Lascano Tegui aportó varios epitafios, como el siguiente, sobre Leopoldo Lugones:
Fue don Leopoldo Lugones
Un escritor de cartel
Que transformaba el papel

En enormes papelones.

También escribió el Vizconde sobre Horacio Quiroga:
La selva puso a sus pies
Hasta que un autor inglés (Kipling)
le puso al revés
los puntos sobre las íes.

Oliverio Girondo recibió lo suyo:
Bajo esta lápida fría
Yace Girondo sin dientes

Quien lo enterró bien sabía
Evitar inconvenientes.

También Borges fue objeto de burlas:
Borges que reposa aquí
Pudo ocupar gran volumen
Mas derrochó su cacumen
Con Brandán y con Smith.

   Pettoruti y Xul Solar, dos plásticos que se mezclaban entre los escritores del grupo también fueron burlados en el Parnaso:
Pettoruti irá al fracaso
Si se baja del Picasso.
Con Xul en la calle México
Lo reformamos al léxic
o


Grupo de Boedo

   Las inquietudes del grupo Boedo surgen a partir de los problemas que aquejaban a la clase trabajadora ya que la mayoría de sus componenetes procedían de esa misma clase. Así, por ejemplo, Agustín Riganelli, era tallista; Roberto Arlt, gomero; Nicolás Olivari, peón de Almacén; César Tiempo, repartidor de soda; Roberto Mariani, oficinista...
   Según Elías Castelnuovo (op. cit., p. 12) :“Mientras Florida sostenía que a nuevos tiempos correspondían nuevas formas de arte, Boedo sostenía que a nuevos tiempos correspondían nuevas formas de vida. Que lo que cambiaba o debía cambiar eran las condiciones de la existencia del hombre y no las condiciones de las modalidades de arte”
   En la calle Boedo funcionaba la imprenta de Lorenzo Rano en la que se imprimía “Los Pensadores”, colección dirigida por Antonio Zamora en cuyas páginas eran asiduos los nombres de Gorki, Dostoievsky, Tolstoi, Gogol, Engels y Marx, que luego se transformó 
en revista para dar a conocer a la izquierda literaria porteña. En torno a aquel local fue congregándose un creciente grupo de periodistas, novelistas y poetas (Nicolás Olivari, Roberto Mariani, Leónidas Barletta, Lorenzo Stanchina, Roberto Arlt, Gustavo Riccio,
Alvaro Yunque, César Tiempo, Raúl y Enrique González Tuñón) en cuyo seno, a decir de Castelnuovo, “se estaba incubando el germen de la reacción”:
¿Qué es el arte? -se preguntaban- ¿Para qué sirve el arte? ¿Cuál es la función del arte? ¿Por qué se escribe? ¿Para qué y para quién se escribe? ¿El artista es un producto individual o es un producto social?
   El grupo se había iniciado hacia 1923 a raíz de un concurso literario organizado por el diario “La Montaña”, que dirigía Juan Pedro Calou: “Resultaron premiados cuatro escritores jóvenes que se desconocían entre sí y que por efecto del dictamen debieron forzosamente relacionarse mutuamente” . Eran Roberto Mariani, Leónidas Barletta, Manuel Rojas y Elias Castelnuovo que, junto con Alvaro Yunque, quien obtuvo una mención especial en dicho certamen, formaron el núcleo originario del grupo de Boedo.
   Como hizo la vanguardia artística de Florida a través de sus ruidosas publicaciones, los escritores de Boedo volcaron su programa ideológico-literario a través de revistas de clara implicación social que, frente a la “nueva sensibilidad” de Florida , reclamaban el nacimiento de una “nueva sociedad”. “Los pensadores”, “Claridad”, “Dinamo” y “Extrema izquierda” fueron las principales publicaciones del grupo.
   En 1926 la revista “Claridad” se presentaba de este modo:
Claridad aspira a ser una revista en cuyas páginas se reflejen las inquietudes del pensamiento izquierdista en todas sus manifestaciones. Deseamos estar más cerca de las luchas sociales que de las manifestaciones puramente literarias. Creemos de más utilidad para la humanidad del porvenir las luchas sociales que las grescas literarias, sin
dejar de reconocer que de una contienda literaria puede también volver a surgir una nueva escuela que interprete las manifestaciones humanas en forma que estén más de acuerdo con la realidad de la época en que vivimos”.
   Uno de los representantes más destacados del grupo Boedo es Nicolás Olivari quien fuera redactor de la revista “Nosotros”. Olivari también era muy respetado por el grupo Florida habiéndose publicado en la revista “Martín Fierro” su primer libro de poemas. Nicolás Olivari toma como temas el bajofondo, los prostíbulos, la decadencia, el alcohol.
   La temática que desarrollan los “boedistas” entran en conjunción con los grandes letristas del tango: Armando Discépolo, Juan de Dios Filiberto y Homero Manzi, por ejemplo, quienes eran concurrentes asiduos a las reuniones del grupo de Boedo.
   Olivari junto a Enrique y Raúl González Tuñon dan cuenta de la influencia que tiene en ellos la poesía tanguera:
¡Cangallo y Ombú!
si sos toda la urbe del recuerdo,
si estás reventando de nostalgia,
En esta mezcla gateó mi infancia
y desde allí me vino este amor tan grande que te tengo, ¡Buenos Aires!
Buenos Aires, ancha y larga y grande, como aquella primer palabra en argentino que le oí a mi madre:
" Yo soy la morocha,
la más agraciada . . ."
¡ Buenos Aires morocha de río, de hierro y asfalto!
¡ Buenos Aires!¡Seguís siendo la más agraciada de todas las poblaciones!

   Si bien había predominancia del género narrativo entre los boedistas como es el caso, por ejemplo, de Leónidas Barleta con “Cuentos realistas” (1923) o “Los pobres
(1925), de Elias Castelnuovo con “Tinieblas” (1923) y “Malditos” (1924), o de Roberto Mariani con sus célebres “Cuentos de la oficina” (1925) también hubo poetas en Boedo. Es el caso de Gustavo Riccio, fallecido a los 27 años de edad con un sólo libro publicado: “Un poeta en la ciudad” (1926).

   Con respecto a los artistas plásticos, hacia 1914 aparece un grupo de artistas que comparten intereses en relación a los problemas sociales que se denomina “Escuela de Barracas”. En 1919 se pasará a llamar “Grupo de los cinco” y finalmente, en la década de 1920 son los “ Artistas del Pueblo”. Entre ellos se encuentran: José Arato, Adolfo Bellocq, Guillermo Facio Hebequer, Agustín Riganelli y Abraham Vigo.
   En la década del '20 son protagonistas de los procesos artísticos y sociales del momento y se relacionan con los escritores boedistas. Adhieren en su mayoría a ideologías de izquierda y muchas de sus obras revelan un programa estético en busca de la asociación del arte con la problemática social del obrero que es su tema por antonomasia. Esa relación aflora ante todo en la importancia otorgada al contenido de sus obras. La técnica que emplean para plasmar su obra es el grabado que remite al trabajo manual, más artesanal y la posibilidad de difundir sus ideas a través de las copias que permite hacer el grabado. La finalidad de éstos es la de concientizar al pueblo, mostrarle las injusticias del capitalismo y promover la revolución. Colaboran en la ilustración de las revistas “Claridad”, “Los Pensadores".

   En conclusión, si bien ambos grupos abordaron sus respectivas ideologías con marcadas divergencias cabe destacar que lo hicieron desde un mismo punto de partida que es el arte pero con distintas finalidades: para los “boedistas”, la lucha por la libertad y reivindicación social de la clase obrera a partir de la noción de propiedad originado en Occidente y para los “martinfierristas”, la acción mimética de las vanguardias europeas y la búsqueda de un cambio radical con respecto a la tradición literaria heredada. Si bien hay mucha controversia en torno al antagonismo del grupo de Florida y el grupo de Boedo, es necesario revisar los aportes y el pensamiento de sus miembros para llegar a la conclusión de que eran grupos que se complementaban.

Bibliografía:

Mendiola Oñate, Pedro “Buenos Aires entre dos calles, breve panorama de la vanguardia argentina” http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/6277/1/CuadernosASN_04.pdf 

Calabrese, Elisa “El viaje en la literatura hispanoamericana: el espíritu colombino. Viajes urbanos en la poesía argentina. Borges y Fernández Moreno” Universidad de Mar del Plata, Argentina http://books.google.com/books?id=How2zKz_UtYC&pg=PA9&lpg=PA9&dq=elisa+calabrese%2Bel+viaje+en+la+literatura+hispanoamericana&source=bl&ots=l942RQHYyj&sig=_mLzpL79MpR4vak2FBL952yRs_c&hl=es&ei=6mnGTqWGJafk0QGzzO0N&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CCcQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false