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Estoy cursando la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Nacional de Arte(U.N.A.) desde el 2006. Amo la pintura desde siempre y creo que todas las ramas del arte contribuyen a hacernos mejores personas. Hay una creencia actual generalizada en cuanto a quién y cómo puede ser apreciado el arte. Esto fundamentalmente proviene de una concepción gestada por los empiristas en el siglo XVIII cuando quedaron establecidos los criterios por los cuales era juzgado lo bello. Sólo aquellos de la burguesía que poseían una buena educación y "buen gusto" podían determinar si algo era bello o no. Hoy desafortunadamente seguimos influenciados por esos viejos criterios de ahí que se sostiene todavía si alguien tiene o no aptitudes para hacer arte.Creo,en definitiva, que todos podemos ser artistas... o no?

sábado, 23 de julio de 2011




HORROR VACUII

por Paula Sobrado


A partir del tema de los pórticos románicos, donde es notable el abarrotamiento de las figuras y la falta de vacíos, me interesé por indagar el concepto de horror vacuii y su vinculación con mi tiempo y espacio.
Creo que si pensamos un instante en la cultura que nos rodea podemos sintetizarla en una sensación dominante: la saturación. Saturación de la información, de acontecimientos, de propuestas culturales. Todo gira en un remolino cada vez más denso. Es cierto, sin embargo, que esta sensación de desborde viene acompañada de otra: la inconsistencia, el carácter efímero de tanta información, de tantos contenidos. Pero la respuesta suele ser: más y más. Nuestro ideal es más conocimiento, más información; y en el terreno personal casi no hablamos de “no dejar morir el espíritu”, como diría Nicolás de Cusa. Todo anda o hace como si anduviera hacia un cumplimiento, hacia una acumulación. Sabemos que este ideal es imposible, pero nos movemos como si fuera posible sentirnos llenos. Vamos idealmente hacia una acumulación.
En la historia de la filosofía y de la ciencia de Occidente ha prevalecido el modelo de la plenitud. Por ello, el principio del horror vacuii ha estado vigente durante tantos siglos.
Aunque la ciencia acepta la existencia del vacío, aparece la contradicción entre la aceptación de este desde el punto de vista científico y la permanencia de la vieja aversión hacia la vacuidad.
El vacío suele asociarse a la melancolía como una tristeza sin objeto; no hay objeto o motivo concreto que la haya producido. De manera que cuando desaparecen las referencias a contenidos, el sentimiento resultante es una ausencia, un vacío vivido como malestar.
Angustia, ansiedad por el futuro son temas recurrentes en el pensamiento y las artes de la modernidad. Son metáforas del vacío.
En conclusión, a pesar de que vivimos en la era de la ciencia que todo lo mide y todo lo explica, el horror vacuii reaparece como metáfora que se manifiesta en la vida anímica en forma de vacío. Sin embargo, como el pensamiento contemporáneo considera la plenitud como modelo, el vacío tiene una connotación negativa: el horror vacuii continúa vigente.


                                    Pórtico románico de la Catedral de Santiago de Compostela